ARENA POLITICA*
20 / 11 / 2022.
Mario CASTELLANOS ALCAZAR.
La marcha anunciada por el presidente de México en apoyo a la Reforma Electoral para el 27 de noviembre, que se realizará en la ciudad de México, disfrazada, con motivo de su cuarto año de gobierno, tiene muchas aristas que convocan a reflexionar y a tomar la mejor postura para diluir la política de provocación, el enfrentamiento y el discurso del odio en contra de los que no simpatizan con la Cuarta Transformación de México, la 4T.
Por supuesto que la manifestación está despertando expectativas, que anuncian la polarización entre los buenos y los malos, los ricos y los pobres, los demócratas y los conservadores, que están a punto de un estallido social de graves consecuencias, inducidos por el poder presidencial, que está vez, llega a los extremos de un rompimiento de las clases sociales.
Cuando lo mejor sería que el presidente se pronunciara por la reconciliación, la unidad, la paz y estabilidad para llegar a feliz término, sin odios ni rencores, que perturban la felicidad y el desarrollo humano- y por supuesto, inhibe el futuro de las nuevas generaciones.
Es grave que el presidente de la 4T convoque a una marcha viciada, que nace desde el púlpito del Palacio Nacional del mesías empoderado, que todo lo puede, con tintes de autoritarismo, en contra de la sociedad civil pacífica, que el 13 de noviembre realizaron una megamarcha con más de 200 mil manifestantes en contra de la Reforma Electoral porque persigue la desaparición del Instituto Nacional Electoral, violando su autonomía y la conciencia ciudadana.
Más que todo se trata de una bravata, o bien, una locura, la del Ejecutivo Federal empecinado por mandar al diablo a las instituciones, como lo había proferido desde sus campañas electorales, el mismo autor de “cállate chachalaca” en alusión al entonces presidente de México, Vicente Fox Quezada, emanado del Partido de Acción Nacional (PAN).
Lo cierto es- que, el que pega primero, pega dos veces, en referencia de la marcha espontanea de la sociedad civil del 13 de noviembre, que fue por voluntad propia y plena libertad, sin presiones ni compra de conciencias, únicamente por la defensa de la democracia- y frenar la esquizofrenia del mando presidencial, que pretende concentrar el poder y el control del Instituto Nacional Electoral y de Consultas (INEC) porque ya no será el mismo organismo (INE), todo para conservar el poder, imponiendo a los consejeros electorales a modo.
Lo peor es que el presidente con todo el aparato, con todo el recurso del erario público, haciendo por un lado la austeridad republicana está incurriendo en actos de corrupción y provocación de más violencia, dividiendo al país con una contramarcha en la que hará uso de toda la parafernalia del poder, del aparato burocrático y de las instituciones en el sentido más grotesco con la participación de sus funcionarios del gabinete.
Participarán los diputados, senadores y gobernadores del partido guinda, que concentrarán a los acarreados de las entidades del país en la ciudad de México, bajo presiones y la amenaza de quitarles el apoyo de los programas sociales. Es una marcha de Estado con un alto costo, económico, político y social cuando en realidad no se requiere.
Por supuesto que participaran en la defensa de la Reforma Electoral las corcholatas, sumisas e incondicionales, aspirantes a la presidencia de México por el partido MORENA, Claudia Scheinbaum Pardo, el Secretario de Relaciones Internacionales, Marcelo Ebrard y el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández para echarle porras al presidente omnímodo y perturbado por el poder autoritario.
carloscastellanos52@hotmail.com