Carlos CASTELLANOS ALCAZAR
El Estado de Guerrero es espejo de corrupción, que- sin duda, esta contaminando a otras entidades- con el ejemplo de la violencia y alto grado de criminalidad, por lo que el gobierno debe tomar medidas urgentes de seguridad a mediano y largo plazo, ya que la estabilidad social- no se va a lograr de la noche a la mañana- ni con un plumazo de la autoridad.
La violencia llegó a extremos muy altos con el reciente asesinato del normalista, Yanki Kothan Gómez, presuntamente por policías- y la fuga del asesino, por negligencia del Secretario General del Gobierno de ese Estado, Ludwig Marcial Reynoso y el Secretario de Seguridad Pública, Rolando Solana, quienes fueron renunciados por la gobernadora, Evelyn Salgado.
La Fiscal, Sandra Luz Valdovinos se niega a renunciar, pese a su indolencia en el caso, argumentando, que seguirá los procedimientos jurídicos legales en su legítima defensa para continuar en el cargo, pero- aun así- con la renuncia de los funcionarios citados- que mostraron su incapacidad en sus cargos relacionados con la política y seguridad, el problema es de fondo y la solución no es la rescisión de estos servidores públicos, nombrados por la Ejecutiva, al fin, son parte de su gabinete y por supuesto de su confianza.
El problema- va más allá, pues, no es de apenas, al fin y al cabo, la gobernadora de ese Estado ha incurrido en deficiencias políticas y administrativas- en el caso del huracán OTIS- para la restauración de la zona destrozada, por otra parte, al nombrar a funcionarios- que no tienen la altura y la capacidad para enfrentar los problemas de violencia e inseguridad, pero también- se trata de una profunda descomposición social del Estado de Guerrero.
Se trata de un problema de seguridad nacional, que- el Estado ha abandonado, pese a que tiene la responsabilidad de asumir el mando, que no sea, con “abrazos y no balazos”- ni tenerle- mucho amor a los delincuentes- por aquello, que también- son humanos y se les debe dar protección.
Es que- ese Estado- está enquistado de tanta corrupción- desde- la desaparición forzada de los 43 normalistas- situación- traducida en violencia- desde- hace décadas por la disputa del poder en el sexenio de MORENA, que no ha dado los frutos esperados, que prometió, Evelyn Salgado, desde su campaña electoral- y ya- como gobernadora, quien recibió un gobierno viciado de corrupción.
Evelyn- no era la candidata oficial para la gubernatura- era su padre, el senador por MORENA, Félix Salgado, quien fue inhabilitado por el Instituto Nacional Electoral por cometer desacatos en el proceso de su elección como candidato- y luego- como producto de una negociación con el partido guinda- y desde- la esfera oficial, Evelyn ocupó el lugar de su progenitor en medio de una situación catastrófica y abuso de poder, al transferirse la candidatura.
La delincuencia está de pie- y en pleno auge- en ese Estado- en donde- la situación se complicó con la tragedia del huracán OTIS- que dejó- un pueblo destrozado- y por supuesto- que el centro turístico de Acapulco- quedó- sin infraestructura- que tardará muchos años para rehabilitarse, aún, con el regateo del apoyo del gobierno.
Por supuesto, que la delincuencia aprovechó el efecto negativo de OTIS- para cometer sus desmanes y ensanchar- aún más- la violencia imparable- con asesinatos, robos, asaltos y violaciones, que ni los cuerpos de seguridad- han podido parar, pues- la delincuencia ha rebasado al Estado.
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