Mario CASTELLANOS ALCAZAR.
Un cuello de botella que no ha podido controlar el gobierno mexicano es sin duda, los feminicidios que han crecido en los últimos dos años en un 8.5 por ciento según cifras conservadoramente oficiales.
Es preocupante que el mismo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador dio a conocer en su Primer Informe del presente año, que los feminicidios van en aumento, pero tampoco se han puesto en marcha nuevas estrategias o políticas para frenar el alto porcentaje en los homicidios de las mujeres.
En el territorio mexicano se asesinan un promedio de 10 mujeres cada día, según cifras de activistas como Frida Guerra, quien hace alusión que en el año 2019 se contabilizaron 2 mil 331 asesinatos de mujeres en el país, de los cuales, dos mil podrían ser contabilizados por violencia de género.
El asesinato más reciente fue el de Victoria Esperanza, salvadoreña, en Tulum, Quintana Roo, por policías municipales, de una manera brutal, sometida con toda la fuerza despiadada de los elementos de seguridad pública de esa entidad en territorio mexicano, habiéndole destrozado dos vértebras de la columna.
Fue un asesinato brutal y vergonzoso, calificado así, por el mismo gobierno de los mexicanos, pero, que causó irritación en la sociedad mexicana, en los colectivos de mujeres, derechos humanos, de organismos nacionales e internacionales por la forma en que se manifiesta- y la falta de atención de un gobierno que no cuenta con la estructura judicial, ni de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, más bien este tema no está en su agenda de prioridades.
Aunque se aplique la justicia en contra de los responsables de dicho asesinato, el crimen ya está consumado y por supuesto- demerita la imagen de México, ante el concierto internacional, que da la idea que en el país mexicano no se aplica la justicia o que las autoridades han sido rebasadas, no solo por las corporaciones policiacas, sino, por la delincuencia organizada.
Esto viene a levantar nuevamente la inconformidad de las organizaciones sociales, políticas y los opositores del mismo gobierno, que ya empiezan a manifestarse en defensa de los derechos humanos de las féminas, que en los últimos años se han visto acosadas por el machismo mexicano de las fuerzas retrogradas, que se anidan en la violencia en contra de las mujeres.
Salen a flote nuevamente las estadísticas que indican que en los últimos 4 años, con datos actualizados hasta el 2019 han sido asesinadas 14 mil 152 mujeres en el país mexicano y solo una de cada cinco fueron procesadas como feminicidios y las demás como homicidios dolosos, lo que representa una forma del gobierno para evadir responsabilidades, pero de cualquier manera son crímenes en contra de las mujeres.
Solo de enero a junio del año 2020 se registraron en el país, mil 884 homicidios de mujeres en México- 10 asesinatos por cada día, cifra que fue confirmada por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Información (INEGI). Solo en enero del año 2021 han sido asesinadas 240 femeninas.
FEMINICIDIOS EN OAXACA
Oaxaca esta está considerada entre las entidades que presentan las tasas más altas en homicidios de mujeres, una mujer cada tercer día. En los últimos cuatro años se han registrado 463 asesinatos entre homicidios dolosos y feminicidios como lo cataloga el gobierno estatal. En el año 2019, 135 feminicidios y en el 2020, 82, en plena pandemia.
Precisamente la mayoría de estos crímenes han quedado impunes, por lo que fue uno de los motivos de la renuncia del Fiscal General, Rubén Vasconcelos Méndez, ante las acusaciones de los familiares de las víctimas, por lo que ahora el nuevo Fiscal, Arturo Peimbert Calvo, tiene el beneficio de la duda, y por supuesto, que tendrá que reactivar las investigaciones para esclarecer el móvil de los asesinatos de las mujeres oaxaqueñas, sin embargo, no se le ve que tenga buenas tablas, y todo parece que será uno más de los impartidores de justicia tras el escritorio y bajo los vaivenes del gobierno, pues hasta ahora no ha presentado ninguna novedad ni pronunciamiento de la carga que tiene -y las pocas posibilidades de resolver los rezagos en materia de justicia-
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