Mario CASTELLANOS ALCAZAR.
El eventual regreso presencial de más de 30 millones de estudiantes del nivel básico y superior en la República Mexicana para el 30 de agosto 2021, se ha convertido en un dilema, que puede llegar a un genocidio- y por supuesto, que no hay condiciones ante el repunte de la pandemia de la tercera ola del COVID- 19.
Son los padres de familia, los maestros y autoridades municipales los que llevan el pulso; están analizando el regreso de los escolares, que sí, están en riesgo de contagiarse ante la agresividad de las nuevas variantes del COVID- 19, principalmente, la cepa Delta, que en las últimas semanas está haciendo presa a los menores de edad.
Si bien, el Gobierno Federal ha insistido hasta el cansancio de que no hay motivo para que los estudiantes se queden en sus casas- y por supuesto, tienen que regresar a clases presenciales, llueva, truene o relampaguee, no hay consenso de la sociedad para el inicio del ciclo escolar 2021- 2022, que nuevamente tiene que ser virtual, a distancia, salvo excepciones.
Es que no se trata de arriesgar o enfrentar la realidad, por más que la educación es el factor importante del desarrollo humano, principalmente, de las nuevas generaciones, que si bien, están pasando momentos angustiosos al quedarse en casa- y, por tanto, ya deben de salir, sí, efectivamente, ya lo sabemos, que el retraso en inminente, pero no hay condiciones, nos detiene la pandemia.
No es lo mismo, estar arengando desde el Palacio Nacional, a que ya es la hora del regreso a clases, si la pandemia va en aumento, entre 10, 15, o 20 mil contagios diarios -y cientos de muertes, pese a esto, no hay consideración, y por consiguiente, se anteponen los criterios políticos por encima de la vida de los menores de edad.
Por supuesto, que sería un craso error, esperar un brote del virus en los escolares, que no se descarta, porque no hay estudios científicos, que indiquen que los menores son inmunes para regresar a las aulas por más que se diga que habrá estrecha vigilancia sanitaria, filtros y cuanto más, es necesario, si la pandemia, esta, además, imperante, pese a que las escuelas no tienen las condiciones necesarias.
Lo político es lo político y la salud es la salud, primero está la integridad humana, más vale perder un ciclo escolar, pero no, porque las clases serán a distancia por medios digitales, que la vida de los escolares, que sería lo más grave, sería un genocidio o un complot del gobierno en contra de la naturaleza humana.
Cierto es que se antepone el rescate de la economía nacional agobiada por la pandemia, a la pandemia sanitaria, eso es, lo que el gobierno persevera, antes de fortalecer los procedimientos y estrategias de la prevención del COVID, así, como la campaña de vacunación, que debe estar en manos profesionales, y no, bajo criterios de brigadas políticas de MORENA.
Lo dicho, hecho está, no hay vuelta de hoja, la pandemia es imparable; según cifras oficiales, que son minimizadas, 60 mil 928 menores de edad han sido contagiados en lo que va de la pandemia, con 613 muertes, pero, estas cifras, se están multiplicando en lo que va de le tercera ola de la pandemia.
De junio a agosto del año 2021, el incremento semanal del COVID en menores de edad, en la ciudad de México, es del 400 por ciento, esto es, de 62 casos confirmados del 13 al 20 de junio, la cifra escaló a 311, del uno al 8 de agosto, solo como una referencia, pero las mismas condiciones existen en el país.
Hasta el 13 de junio se tenían detectados 14 mil 244 contagios, cifra, que para el 8 de agosto, subió a 15 mil 841 en menores de edad, sin embargo, a nivel nacional, del 12 de abril del 2020 al 8 de agosto 2021, de 84 casos, subió a 60 mil 928 contagios en menores de edad, con 613 muertes, de estos, 278 del sexo femenino y 335 masculinos.
Las cifras hablan por sí solas, ¿acaso no es de considerarse, el gran riesgo que corren los escolares al regresar a clases presenciales?, sí esto, significa una gran movilidad en las actividades comerciales, en el transporte, centros recreativos infantiles- y en los mismos centros escolares.
En fin, ya se trata de una política presidencial y del partido MORENA, que tendrá un costo social y político, que se reflejará en el retroceso de la Cuarta Transformación de México, la 4T. Ya veremos los resultados.
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