Mario CASTELLANOS ALCAZAR
Carmelita recibe en Oaxaca, un PRI, desteñido
Vaya, que forma tan tendenciosa de hacer política, la del exgobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, quien, hace unos días renunció al PRI, su partido, que lo llevó al poder, luego, de no haber conseguido la candidatura del tricolor a la presidencia de México, como eran sus sueños- no hechos realidad.
La política sigue su curso; es un embrollo, una descomposición, una bataola, una simulación, que lleva a los actores, a demeritar los procesos electorales, en busca del poder- claro, que- si no lo consiguen en un partido, les es fácil- brincar a otro, como viles chapulineros, sin escrúpulos y sin visión, siempre, tratando de componer al mundo con clara evidencia de corrupción.
Es esto, lo que persiguen, no es servirle al pueblo, sino, servirse del pueblo, en clara alusión- de ser más, que los partidos, más, que los electores -y las mismas leyes, que rigen la vida electoral, pues, se sienten poderosos- y hacen uso de su verborrea, tratando de confundir al pueblo, argumentando, en este caso, que a Murat- le quedó chico el PRI, “pues es más poderoso”. Una “lumbrera”
La creencia, de que Murat- puede más, con su renuncia al PRI, el partido, que lo hizo gobernador de Oaxaca en el sexenio 2016- 2022; ahora, dice, que el tricolor, se quedó atrás, rezagado- que ya no responde a los nuevos tiempos, que ya es cosa del pasado, y una serie de argucias- palabras más, palabras menos- inventadas para justificar su ausencia, pero, no solo eso, sino, que, ahora, integrará una Alianza Progresista, sin dar más detalles.
Argumenta, que solo hay dos caminos, el del cinismo, supuestamente- del PRI, y la esperanza del partido MORENA, dejando entrever, que su nuevo camino, será, el de la precandidata a la presidencia de México, por MORENA, Claudia Sheinbaum, de llegar al poder- porque es del equipo de la 4T, como ya lo había demostrado en los últimos años de su sexenio gubernamental.
Su renuncia al PRI, ya estaba predestinada, desde, que- coqueteaba con el presidente de México, el mismo- de la Cuarta Transformación, la 4T, incluso, Obrador, manifestaba, que Murat- se portaba muy bien, y caminaban de la mano con secretos insospechados- incluso, el presidente- ofreció públicamente, que le haría un homenaje de reconocimiento por su labor, que no se hizo, al entonces gobernador, por las protestas en su contra por parte del magisterio oaxaqueño y organizaciones, en contra, pues, había estelas de un mal gobierno.
Murat ya era el “patito feo” del PRI, desde- que, el huésped del Palacio Nacional, le había prometido llevárselo al gabinete federal, ya sonaba, como Secretario de Educación Pública, o de Energía- o una embajada, como lo hizo el presidente con otros exgobernadores priistas, que les cumplió, pero a Murat – no. Lo engaño.
Murat, deja en Oaxaca, un PRI, desahuciado, ahora, en manos de una incolora: María del Carmen Ricárdez Vela, que- por supuesto- no podrá levantar al partido desteñido, que le dejó, el ex dirigente estatal- Javier Villacaña Jiménez, quien renunció al cargo por circunstancias políticas que no le favorecieron.
Por eso, el PRI, nacional, ya traía a Murat- entre ceja y ceja- ya- el dueño de la cúpula priista, Alejandro Moreno, había advertido, que sería renunciado del tricolor, por su entreguismo a MORENA, incluso, se le achaca, que Murat- le entregó en charola de plata- la estafeta del gobierno estatal- del PRI- a MORENA, al haber perdido la elección del 2022, entregando el poder- al ahora gobernador, Salomón Jara Cruz.
Murat- con su renuncia, al PRI, deja en Oaxaca, a este partido, en la peor crisis social- política- y sí, porque el fue, el gobernador- y por supuesto- el primer priista de la entidad oaxaqueña; perdió la elección gubernamental por su falta de pericia y trabajo político, mezclado con una estela de corrupción- y presuntos fraudes, ahora, denunciados por el gobernador morenista, Salomó Jara Cruz.
Cierto, que- han renunciado, al PRI, muchos políticos de nivel, entre diputados, senadores, a nivel nacional, que ya no encontraron en el partido- satisfacción y placer, ahora- que está en decadencia- y ya no puede más- esta pataleando, más en Oaxaca, en donde los Murat, padre e hijo, exgobernadores, habían tenido su veta de oro, que explotaron por décadas.
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