Una montaña peligrosa, una nevada, la falta de ropa abrigadora y la inexperiencia de los coyotes son algunos de los factores que llevaron a la muerte de tres mexicanas en febrero de 2020.
Las autoridades describen el periplo que pasaron ellas hasta morir de hipotermia cerca de un altar de la Virgen.
Este es el trágico desenlace de tres hermanas oaxaqueñas que buscaban llegar al noroeste de Estados Unidos para trabajar recolectando fresas.
Era una jornada que su familia recorría debido a la falta de oportunidades en su pueblo. A principios de 2020 cada una le pagó 8,500 dólares a una organización de traficantes de personas en Tijuana, México.
Les asignaron dos coyotes inexpertos y todo salió mal.
Las hermanas Juana, Margarita y Paula Santos Arce caminaron durante un día y medio.
Las guiaron hacia la que es considerada una trampa mortal para los inmigrantes, las montañas de Otay Mesa, en California. Subieron una colina en medio de una nevada y las tres fallecieron de hipotermia.
A continuación, la crónica de su trágico cruce fronterizo:
Juana tenía 35 años, Margarita 32 y Paula 29. Las mayores jamás se casaron ni tuvieron hijos. Paula dejó un huérfano que tenía 18 meses cuando ella murió.
Eran originarias de Coicoyán de las Flores, un pueblo marginado en el noroeste de Oaxaca. Sus familiares realizaban periódicamente un largo recorrido hacia EEUU para trabajar en el campo, ahorrar dinero y luego volver a su comunidad.
A principios de 2020, las tres hermanas, el hijo pequeño de Paula y un sobrino adulto se embarcaron en un largo viaje hacia el norte.
En Tijuana, Baja California, contactaron a una traficante de personas identificada con el apodo de ‘Yoli’. Ellas y su familiar acordaron pagarle 34,000 dólares por llevarlos al otro lado de la frontera.
Los coyotes los separaron en tres grupos: primero pasaron al hijo de Paula y ellas lo intentarían después. Así comenzó el periplo de estas mujeres.
EL RECORRIDO POR LA FRONTERA
La Patrulla Fronteriza cree que las hermanas Santos Arce cruzaron hacia California en febrero de 2020 por un segmento en la región de Campo, en el este de Tecate, donde una pequeña barrera metálica separa a los dos países.
Es un paso habitual de coyotes. Los guías eran los hermanos Cecilio y Ricardo Ríos Quiñones, quienes conocían muy poco el terreno.
Los traficantes experimentados llevan a los indocumentados hacia caminos donde los recogen sus cómplices en camionetas con remolques para caballos y en otros vehículos grandes.
Pero los hermanos Ríos Quiñones caminaron por la ruta más peligrosa, buscando evitar a los agentes migratorios.
UNA TRAMPA DE 4,000 PIES
Los cinco avanzaron durante dos días por una montaña conocida como Sierra de La Posta, que tiene una altura de 4,000 pies.
Recorrieron cuesta arriba unas 16 millas, entre cañones, piedras y matorrales. Esa no fue la única dificultad que enfrentaron: les llovió y terminaron atrapados bajo una nevada.
Se enfrentaron a temperaturas tan bajas como 30 grados Fahrenheit (menos un grado Centígrado) y la cima del cerro se cubrió de nieve. Ninguno tenía la ropa adecuada para abrigarse.
SIN ABRIGO EN INVIERNO
Entre las pertenencias que recuperó la Patrulla Fronteriza había suéteres delgados, zapatos casuales y otras ropas que serían más adecuadas para un clima otoñal, como se observa en esta fotografía que la Fiscalía federal presentó como evidencia en el proceso criminal de los hermanos Ríos Quiñones.
La jueza federal Cathy Ann Bencivengo, quien condenó a estos coyotes a cinco años de prisión, lo describió como uno de los peores casos de tráfico de personas que ha visto en 15 años.
“Tres mujeres murieron congeladas porque los acusados buscaban beneficiarse de su necesidad de venir aquí. Es trágico que alguien quiera venir aquí a trabajar y muera, pero es más trágico que haya personas que se benefician de esto, que los tratan como carga”, expresó.
POCAS PROVISIONES
Los agentes fronterizos también descubrieron que las mujeres solo llevaban provisiones limitadas, como bebidas rehidratantes que llevaban en una bolsa de mano. Los fiscales alegan que los guías sabían que “no sería un viaje rápido” en el que un vehículo los esperaría al otro lado de la barda fronteriza.
“Este caso ejemplifica la crueldad de los contrabandistas y debería servir de advertencia a las personas que están considerando poner su vida en sus manos”, declaró Cardell T. Morant, encargado del servicio de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) de San Diego, que indagó este incidente.
LA VIRGEN BAJO LA NIEVE
Las autoridades afirman que las hermanas Santos Arce pasaron por un camino conocido como ‘Sendero del Santuario’, porque allí se encuentra un altar improvisado entre piedras con una imagen de la Virgen de Guadalupe. Los migrantes que pasan por el lugar dejan rosarios e imágenes religiosas. Cuando ellas llegaron hasta ese punto, el ‘santuario’ ya estaba cubierto de nieve.
“Se cree que estas personas visitaron este santuario antes de descender por la ladera norte de la montaña y, por lo tanto, ya no tenían a México a la vista, como si no hubiera vuelta atrás”, describe la acusación en el caso de los hermanos Ríos Quiñones.
LA PIEDRA HASTA DONDE LLEGARON
Pero después de encomendarse a la Virgen, los cinco avanzaron muy poco. A unos 300 metros del ‘santuario’, cerca de una enorme piedra, las mujeres no pudieron seguir más. Los fiscales alegan que los coyotes decidieron llamar primero a la organización de traficantes para notificarle que todos estaban en peligro y luego marcaron al 911 para pedir ayuda.
“Los acusados demoraron en comunicarse con las autoridades por temor a ser atrapados y solo después de inventar un plan fingiendo ser migrantes, no traficantes”, menciona la acusación.
Ellos dejaron a las mujeres cerca de la roca, caminaron hacia un lugar de menor altura que tenía mejor servicio telefónico y llamaron al 911.
“YA ESTÁN MUY TIESAS”
A la 1:57 pm del 10 de febrero de 2020, Cecilio saludó a la operadora del 911 y le contó lo que pasaba: “Este, oiga, nos abandonaron aquí… Venimos cinco”, le dijo a la telefonista.
– “Ok. ¿Están todos bien?”, le preguntó ella.
– “Sí. Hay una… sí, pos, están tiesas ya. Están muy… que apenas”, describió el coyote.
– “¿Quién está mal?”, cuestionó la operadora.
– “Dos muchachas están… ya están muy tiesas. Ya no, no se mueven… Ahorita todavía están respirando”, advirtió Cecilio.
EL RESCATE EN LA MONTAÑA
A las 3:30 pm agentes de la Patrulla Fronteriza formaron dos equipos y comenzaron una caminata para ayudarlos. Una hora después localizaron a los hermanos Ríos Quiñones. Ellos les indicaron que a unos dos kilómetros estaban las mujeres. Alrededor de las 5:00 pm las encontraron.
“Los agentes iniciaron la atención médica y rápidamente determinaron que dos de las mujeres, luego identificadas como Paula y Margarita, estaban muertas”, mencionan los fiscales.
La acusación describe que sus cadáveres estaban congelados y ni siquiera pudieron cerrar sus ojos.
LA AGONÍA DE JUANA
La hermana mayor, Juana, seguía viva, pero con débiles signos vitales. “Apenas respiraba”, describieron los rescatistas. Más tarde un agente expresó que la mujer “no estaba allí” mentalmente.
En un esfuerzo por mantenerla viva, le quitaron la ropa y la colocaron en un saco especial para subir su temperatura corporal. Pero un helicóptero no pudo llegar al lugar inmediatamente debido al terreno y las condiciones climáticas.
“Los agentes y Juana quedaron atrapados en una pendiente elevada con fuertes vientos. La temperatura, que inicialmente estaba en los 30 grados, comenzó a bajar más debido al anochecer”, citan documentos judiciales.
Cargaron a Juana cuesta abajo, pero el terreno accidentado impidió que avanzaran mucho.
Hicieron un refugio mientras logró llegar el helicóptero, pero falló el intento para que se llevara a Juana. A las 7:26 pm un paramédico la declaró muerta. “Los agentes de BORSTAR (el equipo de rescate de la Patrulla Fronteriza) recuerdan su último aliento cuando murió ante sus ojos”, describen los fiscales.
“UN NIÑO ES HUÉRFANO”
Aunque los familiares eran elegibles para recibir asistencia financiera del gobierno de EEUU para cubrir los gastos de los funerales de estas hermanas, no la aceptaron por una razón que no se especifica.
La Fiscalía federal señala que jamás llenaron el formularon para ese trámite que les mandaron por correo y que después perdieron comunicación con los deudos.
A mediados de julio de 2020 las autoridades lograron hablar con algunos miembros de esa familia con la asistencia de un traductor de la lengua mixteca. Les dijeron que los hombres que guiaron a las hermanas Santos Arce se habían declarado culpables y seguía su audiencia condenatoria.
Si bien la acusación reconoce el origen humilde y el “limitado” nivel educativo de ambos coyotes, esto no justifica sus actos. “Un niño pequeño ahora es huérfano”, subraya el documento.
Fuente: Univisión