No había tenido novia, no había abrazado a una mujer y mucho menos besado, eso sí, muchas le habían gustado, las había amado, soñado con ellas, pero hasta ahí.
Normal, de niño le habían gustado compañeritas de la escuela, en la secundaria se había enamorado de Carmela, platicaba con ella, jugaba con ella pero nunca se atrevió a más.
Se había prometido vivir solamente para ella, casarse con ella, convivir todos los días con ella, pero tuvo miedo de confrdarle su intenso amor.
Tenía compañeras, amigas, pero eran solamente amistad, bailaba con ellas, jugaban.
Algunas de ellas ya tenían novio, y lo presumían y en ocasiones ese era su tema y no salían de ahí.
Sus tareas diarias ir a la escuela, cursaba la secundaria, cuidar de los animales de la casa, unas vacas, toros, chivos. Gallinas y marranos.
En temporada de lluvia ayudar a limpiar los terrenos para la siembra de maíz, calabaza y frijol, quitar la mala hierba, hasta la cosecha.
Cuidar los animales era desde ir a cortar alfalfa, soltarlos por las tardes, darles agua, limpiarlos, darles su sal, en el caso de los toros y chivos.
Había aprendido a tocar guitarra y junto con tres amigos tenía un trío, Mario, Reyes y Avelardo, en ocasiones eran invitados para alguna serenata.
Cuando cumplió catorce años empezó a tener sueños, normales, pero cierta noche hubo uno diferente, el cual le generó miedo, y lo interrumpió.
Soñó que desde su cama con la puerta abierta de su cuarto se iba acercando una mujer con un hermoso vestido blanco, desconocida para él.
Pasando un tiempo otra noche volvió a tener el mismo sueño, en esta ocasión dejó que se acercara más pero lo mismo le generó desconfianza.
Meditó acerca de que estaba pasando, pero volvió a pensar que era un sólo un sueño y no debía darle importancia, aunque le generó intriga.
Pasaron unos tres meses, ya se había olvidado de aquel sueño, pero de nuevo otra vez vió a la mujer acercarse a su cuarto, esta vez llegó hasta la puerta.
Volvió a despertar y recordó que era de piel blanca, un vestido blanco con las manos ocultas hacia su espalda.
No quiso comentarle a nadie de su sueño, pero sí le nació el interés del porqué era recurrente, y se armó de valor para la próxima ocasión dejarla pasar y mirarle la cara y las manos.
Hasta donde la había visto no era fea, era bonita, casi de su misma edad, cabello al hombro, y era de su agrado.
Aveces iba a las fiestas patronales de los pueblos vecinos, de vez en cuando bailaba con alguna de sus amigas, vecinas del Coyote, su pueblito querido.
Intuía que alguna de aquellas amigas terminaría siendo su novia, por alguna de ellas sentía más simpatía.
Por las tardes se armaban los partidos de vasquet bol en la cancha municipal, era un punto de encuentro de los adolescentes y jóvenes, y donde se armaban los noviazgos.
Eso de cortar alfalfa a las cinco de la mañana es sentir la porcelana del rocío, pasar la hoz por el tallo de la planta, ver brincar distintos animalitos como los chapulines y aveces una liebre o un conejo.
Mirar los jirasoles entre las milpas, escuchar el despertar de las aves.
Conocer los avisos de los pájaros si en el día te va ir bien, un poco bien o de plano mal.
El petirrojo trae consigo la buena suerte si es que da el pecho, si te da el ala significa más o menos, y la cola de plano mala suerte.
Si uno se te acerca es señal de una alma cerca de ti que está ahí para cuidarte.
El campo está lleno de música, hasta escuchar la corriente de un río es divino, el aire moviendo los árboles, creando música con las espigas de la milpa.
Esa era la vida de Daniel, quien por sus años ya era el momento de pensar en tener novia, y la única manera de tenerla era hablando, pidiendo, acercándose a alguna mujer.
Ya había pasado algún tiempo de aquel sueño donde una mujer llegaba a su vivienda pero la última vez la había dejado llegar hasta la puerta y luego despertó.
Una noche de nueva cuenta la miró acercarse, vio como caminaba hacia donde se encontraba, esta vez la dejó entrar, llegó hasta donde se encontraba durmiendo.
De pronto movió los brazos y de nueva cuenta tuvo miedo y despertó, era muy esbelta, la había visto de cerca, le había gustado.
Pensó un rato y se preguntó que llevaba en las manos, la única forma de saberlo era verle las manos.
Tomó la determinación que en el.suguiente sueño iba a dejar que terminara su visita y saber en definitiva cual era su intención.
No pasó mucho tiempo, en esa ocasión había luna llena, la pudo ver con más claridad, camino hacia él, llegó junto a su cama, alzó las manos y en ese momento se dió cuenta que lo que llevaba era un puñal y era para clavarselo.
Al alzar las manos vio su hermosa silueta, sus lindos pechos, su negro cabello, pero no podía dejar que le clavara aque puñal, despertó apresuradamente, volteó haber si en realidad estaba soñando.
Miró hacia afuera, y pensó porque aquella linda mujer lo quería herir, no durmió por el resto de la noche.
Fue la última vez de aquel sueño, aunque nunca pudo descifrar porqué le sucedió.
Pasó algún tiempo, y durante la fiesta de San Sebastián, le llamó la atención una joven, tenía el mismo vestido de la mujer de sus sueños, el mismo cabello, color de piel.
Se acercó a ella, le preguntó su nombre, se llamaba Susana, hicieron amistad hasta que le pidió fuera su novia.
Le nació de adentro, venció el miedo, y le confesó que se había enamorado de ella.
Era la mujer de su sueño, solamente que aquella le quería enterrar un puñal, bueno, en realidad nunca sabrá porque no permitió saber si realmente se lo clavaria, o en realidad tendría otro fin.