ARENA POLITICA
El descarrilamiento de la Línea 12 del Metro en la ciudad de México ocurrido el 3 de mayo del 2021 tiene consecuencias en la sucesión presidencial- y hasta le quita el sueño al presidente de la Cuarta Transformación de México, la 4T, Andrés Manuel López Obrador.
Aunque también es una forma de distracción para los mexicanos ante los graves problemas políticos, económicos y sociales del país, que derivan en violencia desgarradora, en la pandemia sanitaria, económica, la inseguridad y la falta de emplesos.
Las consecuencias son y serán el talón de Aquiles, que tienen que ver con la sucesión presidencial del año 2024, pese, a que ya tuvo sus primeros efectos desastrosos en el proceso electoral del 6 de junio del 2021. La pérdida de 9 de 16 alcaldías de la ciudad de México, que la oposición arrebató a MORENA.
Por supuesto que el derrumbe de la Línea Dorada del Metro le caló hondo al gobierno mexicano- y, por tanto, quedó anonadado y fuera de sí, porque se le viene abajo su proyecto de la sucesión presidencial, nada menos, que se le cae su virtual sucesora por demás protegida por el gobierno de la 4T.
Se trata de la Jefa del Gobierno del Distrito Federal, Claudia Sheinbaum, quien a todas luces es la presidenciable, por cierto, la más dócil y la que sigue a ciegas los preceptos de la 4T, leal y de sangre morenista, hasta el final del túnel. Se le responsabiliza de la pérdida de las alcaldías.
Por esta brillante mujer, el presidente de México, da todo, hasta su brazo a torcer para que no pierda vigencia, presencia, ni credibilidad, luego de la desgracia del 3 de mayo con el descarrilamiento de la Línea 12 del Metro que dejó 26 muertos y más 80 de heridos, algunos de gravedad.
Sim embargo, los efectos fueron tajantes, siendo una de las causas, de que MORENA perdiera la mayoría de las alcaldías de la ciudad de México, que políticamente si les son importantes, ya que se trata del bastión de MORENA- muy definitivas para el gobierno de la 4T.
Al gobierno de la 4T se le cayó el cielo y las estrellas, quedó abrumado- y por supuesto, que le dio todo el respaldo y apoyo a Claudia Sheinbaun para soslayar su responsabilidad, que, si la tuvo, por omisión por la falta de revisión y mantenimiento de la estructura de este medio de transporte.
Fue tanto el quebranto del gobierno mexicano, que inmediatamente tuvo que acelerar el destape presidencial, luego del tercer año de su victoria electoral del uno de julio del 2018, antes de agudizarse la situación- y Sheinbaum perdiera su prestigio- y cayera desplomada ante la guerra política de sus adversarios y por supuesto de la militancia morenista.
Obrador tuvo que actuar prematuramente para dar a conocer sin ton ni son a sus gallos políticos. Todos son parte de su gabinete de gobierno y por supuesto son los presidenciables: Claudia Sheinbaum, en primera línea, Rocío Nahle, Marcelo Ebrard, Tatiana Clouthier, Esteban Moctezuma y Juan Ramón de la Fuente.
Salvo Sheinbaum, lo demás son de relleno, que por supuesto, no figuran en el tablero político, sin embargo, es una forma de ponderar y resaltar la figura de la Jefa de Gobierno de la ciudad de México, pero a la vez, en un acto político, que encabezó el presidente del Comité Nacional de MORENA, Mario Delgado, este salió abucheado.
La ganona fue Claudia Sheinbaum, a quien los morenistas, por consigna, vitorearon a garganta abierta: ¡presidenta!, ¡presidenta!, ¡Claudia presidenta! Fue el destape apresurado por el Ejecutivo Federal, por lo que ya está encarrerada la sucesión presidencial, prematura, pero al fin al gobierno de la 4T se le cuecen las habas.
Aunque el responsable primario es Marcelo Ebrard, quien, en su perido de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, construyó la Línea 12 del Metro, con mucha prisa para ser inaugurada en el último año de su gobierno (2012). Hubo falta de supervisión y por supuesto todo se hizo a la carrera.
El resultado son fallas estructurales. La renovación y la conservación de la obra terminó con responsables por acciones y omisiones, sin embargo, no habrá culpables procesados, porque Marcelo Ebrard es nada menos que el Secretario de Relaciones Exteriores, la mano derecha del presidente de México- y por supuesto, no hay que romper afinidades.
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