Mario CASTELLANOS ALCAZAR.
Sin duda, que las campañas electorales, en Oaxaca, están siendo las más violetas. Hasta hoy, en lo que va del presente año, con un saldo de 2 asesinatos y un desaparecido por cuestiones políticas entre partidos, aspirantes y militantes partidistas que se disputan el poder.
Es el sector femenil el más asolado, luego de que el 20 de marzo asesinaran a Ivonne Gallegos Carreño, candidata a la presidencia municipal de Ocotlán de Morelos, Oaxaca, postulada por el PAN, pero el más reciente fue el homicidio de Leonardo Díaz Cruz, expresidente municipal de Ejutla de Crespo, padre de la presidenta del Comité Estatal del PAN, Natividad Díaz Jiménez.
Leonardo Díaz Cruz era militante activo del Partido Acción Nacional (PAN). Apoyaba la carrera política de sus hijos, Leonardo Díaz Jiménez, presidente municipal de Ejutla de Crespo con licencia y actualmente candidato a una diputación local, asimismo, otro de sus hijos, Armando Díaz Jiménez es el candidato a la presidencia de Ejutla, quien, de ganar, sustituirá a su hermano.
Al igual, por situaciones políticas electorales, la activista Claudia Uruchurtú está desaparecida desde hace más de un mes en el distrito de Nochixtlán, región de la mixteca, presuntamente porque días antes había denunciado de corrupción a la presidenta municipal, Victoria Huerta, candidata de MORENA para su reelección en el cargo municipal.
Por decir, Oaxaca, es un emporio de violencia, al igual, que el Estado de Guerrero y Veracruz, debido a que la pasión electoral causa confrontaciones entre partidos, aspirantes, la militancia, los grupos de poder, las organizaciones sociales y políticas.
En la entidad oaxaqueña, al calor de la contienda electoral, los grupos que se disputan el poder, desde una presidencia municipal o una diputación, despiertan las viejas rencillas, que en el pasado causaron problemas políticos, agrarios, religiosos- y lo relacionado con el caciquismo arraigado en las comunidades rurales y urbanas.
Incluso, a nivel nacional, la violencia electoral está a la orden del día. Según la consultoría Etellekt, de septiembre del año 2020 a marzo del presente año se han registrado 68 asesinatos de políticos y funcionarios, por abajo de la violencia del proceso electoral del año 2018, que a estas alturas del tiempo se habían consumado 84 asesinatos, es decir, un 20 por ciento más.
En el mismo periodo del actual proceso electoral- 2018- ya había 28 asesinatos de aspirantes a puestos de elección popular. En el actual proceso- 2021- hasta el 13 de abril van 21 homicidios, de los cuales 5 ya tenían registro para contender por un puesto de elección popular.
Desde luego que la violencia surge de los mismos partidos políticos: PAN, PRI, PRD, MC y MORENA, entre otros, que se disputan el poder, más ahora, porque los partidos tradicionales que perdieron la presidencia de México y la mayoría en el Poder Legislativo, ahora, sacan chispas para rescatar los espacios en poder del Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA.
Es una lucha campal de estos partidos, que incurren en violaciones a la Ley Electoral, a la compra de candidaturas, a los fraudes, amparos, a las confrontaciones, desacreditaciones, insultos, a todo, menos a la presentación de propuestas de solución los problemas y demandas de la ciudadanía.
Son campañas de terror y de miedo, que causan pánico entre los electores, que no todos van a votar el 6 de junio del presente año, aunque relativamente MORENA tiene la posibilidad de ganar la mayoría de las 15 gubernaturas, diputaciones y presidencias municipales, que resumen 21 mil cargos de elección, aun así, el abstencionismo amenaza con arrasar la voluntad del electorado.
En Oaxaca todo es más de lo mismo, los mismos políticos reciclados, los mismos tránsfugas, que se saltan de un partido a otro, el mismo caciquismo. Desde el PRI, los candidatos son a modo: Eufrosina Cruz, panista, renunció a este partido para ser postulada por el PRI como candidata a diputada por una circunscripción, por lo que ya la tiene segura, pero esto causó, gran rechazo e inconformidad entre las mujeres priistas.
José Antonio Hernández Fraguas, viejo dinosaurio priista, nuevamente va por una diputación federal, asimismo, Javier Villacaña Jiménez, del PRI, va por segunda vez a la presidencia de Oaxaca de Juárez, Cándido Coheto Martínez, Carmela Ricardez, entre otros, van por enésima vez en busca del cargo de elección popular.
La corrupción no se hace esperar en el partido MORENA. Nueve diputados locales van por la reelección sin tener trabajo político, indeseables en sus distritos: Laura Estrada Moreno, Eliza Zepeda Lagunas, Leticia Gallardo Soto, Luis Alfonso Silva, Horacio Sosa, Timoteo Vásquez, entre otros.
El representante del Partido del Trabajo (PT) en Oaxaca, Benjamín Robles Montoya, diputado Federal, va por la reelección, su esposa Maribel Martínez, diputada federal, ahora, es candidata plurinominal, como número uno de la lista, por lo que ya la tiene segura- y su hijo Luis Alfonso, va por la plurinominal a la diputación local, colgados de la Cuarta Transformación de México del presidente López Obrador.
Tania López Nelio, esposa del presidente municipal de Santa Cruz Xoxocotlán, Alejandro López Jarquín, va como candidata de MORENA por la misma presidencia municipal. Todo es un atolladero y pura corrupción, que tiende a la violencia electoral.
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